lunes, 16 de enero de 2012

La madera y los clavos.


Había una vez un niño que tenía muy mal carácter, muy mal contestar y malas formas para hablar con sus padres.
Un día su padre le dio una bolsa con clavos, una tabla de madera y un martillo y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia debía clavar un clavo en ella...
El primer día el niño clavó 24 clavos en la tabla.
Al paso de las siguientes semanas, mientras aprendía a controlarse, el número de clavos puestos en la madera empezó a bajar. El niño descubrió que era más fácil controlar su temperamento que estar poniendo clavos en la tabla con el trabajo que eso conlleva. 
Finalmente llegó el día cuando el niño por completo pudo controlarse, entonces en ese instante fue a su padre y se lo dijo  mostrándole la tabla de madera, entonces el padre le dijo al niño que ahora, por cada día que pudiera controlar su temperamento,  sacara un clavo de la tabla.
Los días pasaron y el niño al fin pudo enseñarle a su padre la tabla sin ningún clavo en ella. El padre cogió la tabla, la observó y le dijo:" lo has hecho muy bien, hijo mío, pero mira todas esas marcas en la madera".
"Esta tabla nunca será la misma. Cuando tus palabras ofenden a otro, ellas dejan una cicatriz en el corazón del que las recibe, como estos clavos dejaron una cicatriz en la madera; es como que clavaras un cuchillo en el corazón de esa persona, aunque lo saques y pidas perdón por la herida que le hiciste, esa cicatriz va a permanecer para siempre".
"Una herida verbal afecta tanto como una física".

Recuerda que todas las palabras que dices, tienen su repercusión, buena y/o mala, y cada decisión que tomes, tendrá su lado negativo y su lado positivo, sus pros y sus contras. Dale a la palabra el valor que tiene, pero más que la palabra, los echos son los que tienen que hablar por sí mismos.

AI24

1 comentario:

  1. Dicen que el tiempo todo lo cura, y que un clavo saca otro clavo...

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